lunes, 22 de noviembre de 2010

MAMMOTH LA ODISEA DE UN TRABAJADOR Y OTROS SORPRENDENTES PERIPLOS.

La última película de G. Depardieu obtuvo una más que cálida acogida en el Festival de Cine de Gijón (FICXixón 2010). Film que habla de un matarife de matadero que se retira a los 60 años, y para su sorpresa le faltan algunos documentos necesarios para obtener la jubilación adecuadamente.
De esta manera da comienzo un largo viaje por los lugares donde había trabajado, en su “loca” vida laboral en post de obtener los documentos necesarios para así recibir la jubilación digna que se merece después de tantos años trabajados.
Una vez dicho esto, y después de leer algunas críticas más me permito dar mi propia visión sobre Mammoth. Es efectivamente una “road-movie” (como “Easy rider”, o como la asturiana “Objetivo Bralia”), pero una “road-movie” es sobre todo una película que trata sobre un viaje. De esta manera se nos destapa ante nosotros el primer referente literario sobre viajes, a saber La Odisea.
Existen grandes obras imperecederas, obras que nunca se olvidan, y luego están los clásicos. Los clásicos superlativos, esas obras que no eres capaz de olvidar porque cada “x” tiempo aparecen de nuevo ante ti, dando una interpretación del mundo ineludible y que conforman definitivamente tu manera de percibir los acontecimientos.
Es así que es imposible no ver dentro de la película de Mammuth la equivalencia Odiseo = Serge (Depardieu), Penélope = Yolande Moreau, Circe = Ladrona del Motel, Atenea=Primer amor de Serge, Calipso = Sobrina de Serge….y así algunos personajes más, acompañados de situaciones en las que se olfatea la influencia de La Odisea, como por ejemplo la visita al cementerio con la bajada al Hades, el robo por medio de la seducción de la Ladrona del motel que recuerda a las “cerdadas” de Circe…etc.
Pero más allá de de la interpretación de la película desde La Odisea, conviene realizar una reflexión breve sobre la realidad del viaje en sí. Los viajes se realizan de dos maneras, las cuales pueden acabar confluyendo en el caminar del caminante. Así un viaje se puede realizar con una misión sin atender el camino, y un viaje se puede realizar por el hecho de caminar y de vivir caminando.
Se pueden aplicar varios planos más de crítica como por ejemplo, el viaje interior, sin embargo nosotros nos ocuparemos del tratamiento de las maneras de caminar anteriormente dichas.
Siendo esto así, se puede caminar en post de un objetivo, en el caso de la película son los papeles de la jubilación, se puede decir que es un objetivo económico. Sin embargo al poco tiempo se nos demuestra que el objetivo del viaje es sencillamente el desencadenante, pasando a ocupar la primera línea de importancia las vivencias acontecidas durante el periplo. Es por esto que la confluencia de las dos alternativas toma cuerpo.
Pero claro es precisamente la búsqueda de sentido de estas vivencias las que le dan sentido al camino y al caminante. Una vez llegado a este punto es imposible no recordar el poema de A. Machado (Machado caminante por excelencia de la cultura española).
 Extracto de Proverbios y cantares (XXIX)

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

De este modo, los viajes cogen relevancia una vez metidos precisamente dentro de sus pasos, es el marcar de las huellas lo que le da su verdadero interés. Es así que no es lo mismo realizar un trayecto Cines centro de Gijón – El Coto, escuchando y hablando de música clásica con el taxista (que corto pareció el viaje, y que conocimientos atesoraba el sujeto, los cuales dudo mucho que tengan que ver con el conocimiento del callejero de Xixón), que realizar el mismo periplo escuchando (no pude ni hablar, solo pude realizar el viaje interno, es decir “flipar”) un alegato a favor de las campañas cuasi-xenófobas de la derecha francesa y española, afirmando la dignidad del trabajo en los prostíbulos, y no sé cuantas más barbaridades salidas de esa boca de Gorgona que me dejaba de piedra (está claro que este viaje se me hizo eterno).
Por eso si tenemos en cuenta las peripecias acontecidas en un taxi en un recorrido inferior a los 15 min, los cuales nos da para maravillarnos ante la cultura de uno y otro taxista (por poner un caso paradigmático) imagínense para cuanto daría un viaje por los amigos y lugares de su infancia, adolescencia… etc. O lo que es lo mismo, si caminan ustedes por este receptáculo del mundo llamado Occidente imagínense para cuanto daría leer/releer el libro de viajes más antiguo de Occidente, cojan el taxi de Homero seguro que no se les hace largo el camino.  

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