sábado, 18 de diciembre de 2010

DOS POSIBLES POSICIONAMIENTOS SOBRE LA SANIDAD EN ESPAÑA.

Consideraciones previas.
En las últimas fechas hemos ido observando cómo los diferentes pilares del Estado del bienestar están siendo atacados, debilitados y desprestigiados para así solventar los problemas del déficit del propio Estado.
Primero, ¿es realmente un problema el déficit del Estado? Puede ser un problema efectivamente, pero la magnitud del mismo será en función de qué tipo de país seas. Es evidente de este modo que no es lo mismo ser miembro de los PIGS, que ser EEUU, del mismo modo no es lo mismo ser un país periférico de la UE, que tratarse de Alemania o Francia.
Lo que verdaderamente nos viene a decir esto es lo siguiente, si bien los mercados marcan la deuda de un país (porque así se permite, ya que existen fórmulas para frenarlos), ¿por qué se permite que se arruinen los estados periféricos europeos, que a la postre son integrantes y consumidores del mercado único? (donde las grandes firmas centro-europeas vierten sus productos de alto valor añadido, suavizando así por tanto la competencia con el producto tecnificado del resto del mundo).
Existen varias maneras de resolver esta cuestión (que no él problema), sin embargo estudiaremos la posibilidad siguiente, a saber la tesis que afirma la clara intención de los bancos centroeuropeos de evitar a toda costa la subida de la inflación (de aquí el histórico margen del 3% del PIB aprobado por Masstrich para la aprobación de pertenencia al mercado único) de los países miembros de la UE, supedita todo lo demás. Es así que los bancos centro-europeos bloquean la comprar por parte del Banco Central Europeo de deuda Española, Griega (compró pero tímidamente) o Irlandesa, (de este modo mantienen el crecimiento en el endeudamiento de los PIGS mediante la especulación de los bonos de las respectivas deudas por los mercados), a cambio de fortalecer el bono Alemán (más claro imposible), y de evitar el abaratamiento del dinero (no imprimiendo moneda, algo que si hace EEUU, siendo esta medida una política monetarista de manual, la cual daría liquidez a los PIGS, y cierta solvencia a las familias europeas por vía del aumento de sueldo). Dicho abaratamiento del dinero perjudicaría seriamente a los banqueros, ya que el dinero que guardan en sus arcas se depreciaría con el pertinente aumento de la inflación. No obstante, todavía podría decaer la situación en una deflación como así ya registra el sector del ladrillo, con el fuerte decaimiento de las ventas de pisos y la consecuente parada en la construcción de nueva vivienda.
Estas consideraciones previas, son evidentemente una breve e inexacta lectura de la situación, sin embargo resultan ser la base del breve estudio sobre la sanidad que propongo en lo siguiente.
Posicionamiento 1:
Antes de empezar debo decir que la lógica de estos posicionamientos no obedecen a algún orden premeditado, sino sencillamente a una serie de problemas, o cuestiones ideológicas que se nos aparecen al tratar del tema.
La Sanidad española se financia dentro de los presupuestos del Estado, y como ya viene siendo habitual las políticas Neoliberales pretenden atacar la estructura universal y equitativa de la Sanidad desde diferentes flancos. Veamos un ejemplo. c
Añádase el mantenimiento de la financiación pública y la liberalización en la provisión de servicios. Salvada la financiación pública, sería el ciudadano quien eligiera entre un centro literalmente público y un centro privado incorporado, como alternativa, al sistema. Urge una modalidad de gestión con criterios de empresa privada –ya se realiza en hospitales de distintas regiones–, lo que en modo alguno significa privatizar el sistema.
Otro capítulo a tener en cuenta es el desembolso moderador o copago. ¿Por qué no, si varios países europeos lo emplean ya para la financiación de su sanidad pública? Con la certeza de que se frenaría la demanda innecesaria y, aunque en pequeña cuantía, aumentarían los recursos. Una nueva sanidad, pues, que sin perder sus esencias se hiciera más viable.
 Nicolás Retana, medico [1]
En este apartado recogido aquí se demuestra la clara orientación hacia la privatización que tiene el pensamiento conservador neoliberal, las únicas medidas que contemplan se reducen a la sagrada privatización (como premisa dogmática) de los servicios sanitarios, el copago como medida disuasoria de consultas “vanas”, la centralización (otra premisa dogmática de la derecha que no cumplen cuando están en el poder por miedo a los “nacionalistas”)  y a la posible libertad de elección del “ciudadano”. Obsérvese que estas medidas en realidad no son nuevas se vienen repitiendo ya desde hace tiempo desde las filas liberales [2], en realidad no son nada originales y ni tan siquiera el tema es nuevo, es un hecho llevan detrás de la privatización de la sanidad mucho tiempo.
Para estos posicionamientos, la privatización de los servicios sanitarios abarataría el coste final en las arcas del Estado solucionando por tanto las altas cuotas de déficit del sistema sanitario (cuotas que no son tan altas si atendemos a la inversión del PIB en sanidad per cápita, en lugar de ponerlos en relación con los demás países miembros de la OCD como así pretenden para remarcar sus tesis). Para ellos está claro que una gestión privada de los centros médicos abarataría los costes (existen estudios que afirman totalmente lo contrario), en esa doctrina inflexible de la búsqueda de beneficio empresarial a cualquier precio, y en cualquier actividad posible aunque se trate de la salud de los españoles.
Es por tanto, fácilmente concluir que estas soluciones están cargadas de un fuerte matiz neoliberal, así pues es evidente que siguen la misma línea dogmática de los últimos 25 años, sin prácticamente cambiar nada desde Reagan y Thatcher, (y sino solo tienen que ver cómo está la sanidad en EEUU para conocer el objetivo final de las privatizaciones) y que tienen cómo ariete la prensa afín a la derecha, prensa que cada día se vuelve más poderosa y deja menos espacio a otras lecturas del mundo (ver suspensión de la CNN+ y crecimiento expansión de Tele 5).
Posicionamiento 2:
Como ya he mencionado anteriormente este segundo posicionamiento se puede realizar desde otras perspectivas, no obstante, se intentará realizar una respuesta al posicionamiento 1, para ver su efectivo contraste.
Las posiciones neoliberales basadas en medidas de austeridad, son en realidad un posicionamiento de clase. Efectivamente, se puede tener como un posicionamiento frontal a las medidas del Estado de Bienestar realizadas en los países del primer mundo a mediados del siglo pasado (en España mucho más tarde, como es bien sabido).
Las diferentes medidas realizadas por los gobiernos tienen una misma dirección, y es la de “apretar” a las clases que menos poder tienen, a las que son más fáciles de apretar. De este modo, el poder adquisitivo y las ventajas sociales de la clase media y baja se ven directamente afectadas. Es por esta razón por lo que se quiere reformar mercado laboral (ya sabemos quienes salen beneficiados), las pensiones y la sanidad (falta la educación, pero todo llegará), cuando el problema surgió en el mercado financiero. Resulta “muy curioso” que en lugar de remodelar el mercado financiero (con ese “rescate” a los bancos afectados por sus propios desmanes especulativos) se reajuste el mercado laboral, la sanidad y las pensiones, cuyos máximos usuarios son las clases anteriormente mencionadas.
Existe la necesidad de establecer medidas que permitan la reestructuración del control de los mercado [4]. También es necesaria la implantación de medidas fiscales progresistas para financiar precisamente apartados tan importantes del Estado del Bienestar como es la sanidad, como por ejemplo la reimplantación de los impuestos al patrimonio y la investigación de la evasión de impuestos vía SICAV [5], medidas todas ellas que ayudarían a refinanciar la sanidad pública.
No obstante tratemos ahora un punto que resulta un poco más escabroso. Y es el asunto demográfico. Veamos como desde el posicionamiento conservador se aborda este problema (bendito problema el que la media de españoles viva más y mejor, que nunca):
 El gasto sanitario crece con mayor velocidad que la población. La desproporción es muy acusada, de tres a uno. Si analizamos las comunidades autónomas, los resultados son muy dispares.
Compararemos los datos del periodo comprendido entre 1999 y 2004. Por ejemplo, en Asturias el gasto sanitario crece un 19,6% mientras que su población desciende un 1%. En Extremadura, con una población prácticamente estabilizada, el gasto se incrementó un 27,1%. Estas son las regiones con mayor desequilibrio.
La demanda de sanidad de calidad se irá incrementando con el tiempo. Vivimos más años, y queremos vivirlos mejor. Aunque lográsemos optimizar el funcionamiento de hospitales, ambulatorios y controlar razonablemente la factura de medicamentos, el gasto se seguiría incrementando. El déficit de algunas comunidades autónomas comienza a resultar asfixiante...

     Manuel Pimentel. [6]
El problema demográfico, es siempre analizado desde la posición pasiva de gasto, de carga, sin embargo no se suelen tener en cuenta posicionamientos alternativos que dan nueva luz a los hechos, observemos como por ejemplo como trata este problema el premio Nobel A. Sen en su obra Primero la gente (2007).
[…] la equidad en salud tiene que ser vista como una disciplina amplia y no como un criterio estrecho y formulista, hay espacio para muchos enfoques diferentes en el ámbito de la idea básica de la equidad en salud.
[…] Consideremos la convincente idea de <<turno equitativo>> de A. Williams, que está relacionada con el enfoque de la equidad en salud desarrollado por A. Culyer y A. Wagstaff, […] Willians elabora la argumentación del turno equitativo con gran cuidado, señalando la ética subyacente a este enfoque: <<la noción de un “turno equitativo” se basa en la opinión de que todos tenemos derecho a un cierto grado de realización en el juego de la vida y de que cualquiera que no alcance ese grado ha sido maltratado por ella, mientras que quien lo supere no tendrá motivo para quejarse cuando se acabe su tiempo>>, en el desarrollo de esta idea, Willians llega a la posición de que <<si pensamos, como yo, que el futuro equitativo debe definirse en términos de esperanza de vida al nacer ajustada por calidad y que deberíamos estar preparados para realizar algún sacrificio con el fin de reducir esta desigualdad, es muy factible calcular una serie de ponderaciones que representen el valor social diferencial del mejoramiento de los años de vida ajustados por calidad otorgados a diferentes clases de personas en nuestra situación actual>>.
Mediante este procedimiento, Willians plasma hábilmente el importante problema de equidad relacionada con el hecho de que puede haber diferencias muy grandes entre las diferentes clases sociales en cuanto a la probabilidad de obtener un turno equitativo.
A.Sen y B. Kliksberg. [7] Primero la gente (2007). Ed Deusto. Barcelona 2009.
Este modo de ver la problemática demográfica en su relación con la Sanidad bajo la perspectiva del turno equitativo, es una medida innovadora, y abre nuevos campos de debate, infiriendo directamente una realidad multidimensional, y no univoca como pretende retratarnos el pensamiento único (posición 1).
Lo que también deja claro Sen (aunque después recele de está medida en espera de su mayor madurez) es que sencillamente existen evidentes diferencias sociales entre los demandantes del sistema sanitario de un país, lo cual influye directamente en el tiempo de uso del “turno equitativo”. Es más si establecemos los cortes de renta per cápita de un país como España en función de su mortalidad encontraremos como las clases sociales más bajas tienen un índice de mortalidad mayor que las clases sociales más altas, esto quiere decir que los elementos sociales más humildes no disfrutarían adecuadamente del “turno equitativo”, y que sin embargo las clases sociales más altas abusarían del mismo, y por tanto deberían de realizar algún tipo de sacrificio [8].
Basándonos en las posiciones de Willians, y volviendo con V. Navarro, podemos observar como desde el punto de vista progresista se reflejan tales “sacrificios”, que nosotros podemos tener como medidas:
Lo que se requeriría sería una sanidad pública multiclasista que tuviera el confort de la privada, manteniendo la calidad de la pública. Ahora bien, para ello se necesita mucho más dinero. En realidad, la subfinanciación de la sanidad pública se ha agravado como consecuencia de la crisis, lo cual ha forzado a las autoridades públicas a considerar varias opciones a fin de conseguir recursos para la sanidad pública. Algo que debiera ya haberse hecho desde hace tiempo (y que estaba en los programas electorales de los partidos de izquierda, incluyendo el PSOE) era una mayor carga impositiva (y muy en especial de los sectores que se han beneficiado más estos últimos años de la gran bonanza económica) que conllevará mayores recursos al estado. Es escandaloso que mientras que el porcentaje en impuestos que paga un trabajador de la manufactura en España sea ya el 74% del que paga su homólogo sueco, el de un gran empresario sea sólo el 38% de su equivalente sueco.
Otra medida que debería considerarse es el incremento de impuestos finalistas sobre el tabaco y el alcohol, mucho más bajos que en el promedio de la UE-15. Otra fuente de ingresos debería ser el pago que las mutuas laborales controladas por la patronal tendrían que hacer a la sanidad pública, con el fin de cubrir el coste de atender las enfermedades laborales, que significan casi el 18% de todos los enfermos hospitalizados. Las mutuas laborales (las entidades con mayores beneficios en el mundo mutual) no pagan –como deberían- estos gastos. Si lo hicieran, conseguirían unos ingresos al Estado considerables.
V. Navarro. [9]
Como se podrá observar son más que claras las intenciones de desarrollo de los posicionamientos progresistas a favor de la modernización de las imposiciones fiscales a las rentas más altas para sufragar proporcionalmente a sus ingresos su aportación al Estado de Bienestar, aunque a su favor argumenten que no usan estos servicios ya que van a instituciones privadas, no obstante de sobra se sabe que en ocasiones recalan en el sistema sanitario público si el profesional que se encuentra en él no se puede encontrar con una calidad similar en el mercado.
Conclusión.
Las clases sociales más humildes, y la clase media-baja, no puede seguir perdiendo las ventajas sociales que tanto costó alcanzar, y precisamente la sanidad es una de esas ventajas sociales. Tal es su importancia que resulta ser la base de la dignidad  humana, ya que entre otras cosas repercute directamente en la salud de los ciudadanos.
Una nación que es capaz de arrojar al desamparo un número más que considerable de ciudadanos (como así hace EEUU por ejemplo), no merece presentarse como una sociedad justa y equitativa, es más una sociedad que condena a las clases más bajas al dominio (es evidente que la mala salud subyuga, entre otras cosas porque merma tu capacidad de trabajo, y en general tu propia autonomía como individuo), por las clases propietarias de los modos de producción.
De este modo y después de toda esta digresión es fácil inferir que las medidas tomadas hasta el momento son todas realizadas en la misma dirección, y afectando directamente a los desfavorecidos. Son por consiguiente medidas no tanto tomadas por necesidad (demostrado queda que se podrían tomar otro tipo de decisiones), como por afán de dominio y control de unas clases sobre otras.  
Bibliografía, webgrafía.
[5]: http://es.wikipedia.org/wiki /Sociedad_de_Inversi%C3%B3n_de_Capital_Variable
[7]: A.Sen y B. Kliksberg. Primero la gente (2007). Ed Deusto. Barcelona 2009.
[8]: Del mismo modo se debe decir que las afirmaciones de Willians son de carácter universalista (ya que se realizan desde la UNESCO y desde la ONU), y restringir su teorización a ámbito nacional es un buen ejercicio, pero incompleto, ya que esta teoría surge y está hecha para ámbito internacional y global (diferencias entre el 1º mundo y el 3º mundo), sin embargo ilustra el estudio de otros ámbitos de análisis distintos al pensamiento único neoliberal.

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